Juan Manuel Santos propone un rumbo coherente en la Educación

Por: Jaime Restrepo Cuartas

La propuesta del doctor Juan Manuel Santos en educación se fundamenta en la premisa de que debe desarrollarse a lo largo de toda la vida, desde el vientre materno hasta la vejez. Eso estimula la capacidad creativa y permite que haya posibilidades y oportunidades en cualquier época de la existencia. Bien es sabido hoy en día que en la atención integral a la primera infancia el componente educativo puede iniciarse con estimulación precoz desde que el niño está en la etapa fetal y que en los primeros años la educación debe hacerse, de acuerdo con la edad, a través de metodologías que privilegien la lúdica y no la escolarización formal.

Uno de los aspectos que más llaman la atención en el programa es la preocupación por el mejoramiento de la calidad, que debe contener alimentación completa y balanceada desde el embarazo hasta los seis años (primera infancia), con el objeto de terminar con la desnutrición infantil y lograr que exista un adecuado desarrollo de las capacidades mentales, que de otro modo se verían restringidas en aspectos esenciales como la atención, la memoria y la capacidad de integrar conocimientos; un programa completo de mejoramiento de la calidad de los maestros, dándoles oportunidades de actualización en las materias que dictan; la adecuación de la infraestructura educativa en las escuelas, con edificaciones y espacios que tengan los componentes requerido en un proceso educativo; la modernización del modelo pedagógico para hacerlo flexible y semipresencial y la utilización de las más modernas tecnologías, caso la posibilidad de que cada estudiante de octavo grado tenga un computador y su acceso a Internet.

Para lograr estos cometidos hay varias propuestas que incluyen el fortalecimiento de los sistemas de evaluación, tanto nacional como internacional; la adecuación de la educación media para que el bachiller tenga la posibilidad de capacitarse los dos últimos años en una carrera técnica, que les permita desempeñar un oficio en caso de no poder ingresar a la Universidad; fortalecer la formación técnica y tecnológica por encima de la formación profesional, impulsando las actividades del SENA y de las instituciones técnicas y tecnológicas; la capacitación en otro idioma (bilinguismo) que abra las oportunidades de internacionalización para los jóvenes; y duplicar los cupos en la educación superior, haciendo énfasis en los procesos de regionalización de las universidades y otorgando becas para ayudar a la manutención de los estudiantes de menores recursos.

La Universidad debe tener el registro calificado de todos los programas que ofrezca, con el apoyo de la sala correspondiente del CONACES del Ministerio de Educación, y bajo la asesoría y acompañamiento del Consejo Nacional de Acreditación, CNA, debe acreditarse en alta calidad, no sólo en sus programas académicos sino como institución, con una meta inicial de acreditar por lo menos el 30% de las instituciones actuales; debe fortalecer su pertinencia social, vincularse con el sector social y productivo no sólo en las ciudades sino también en las zonas rurales, y activar sus procesos de formación en doctorados para consolidar la investigación y buscar que esta contribuya a resolver los problemas fundamentales del país. El propósito es pues, lograr una Universidad de alta calidad, internacionalizada, con un estrecho vínculo con la sociedad y con el sector productivo y que se convierta en el motor de las transformaciones sociales.